Página 7 - RefugiadosEnMexico

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9.
Debido proceso. La
lsrypc
establece disposiciones para garantizar a todo solicitante
del reconocimiento de la condición de refugiado el acceso a procedimientos equitati-
vos y eficientes en los que se otorgue protección a quien así lo requiere. Se establecen
disposiciones para asegurar que los solicitantes cuenten con la información necesaria
respecto de sus derechos, obligaciones, aspectos procedimentales, se les proporcione el
servicio de un intérprete calificado, cuenten con la representación legal debidamente
acreditada y puedan hacer efectiva su garantía a interponer un recurso de revisión en
caso de que su solicitud sea denegada.
Si bien son mucho los avances, cabe resaltar que aún resta por afrontar una serie de retos en materia de
protección de la población refugiada en nuestro país. Estos desafíos están relacionados con las oportu-
nidades y herramientas para la integración de dicha población a la sociedad mexicana. Con la intención
de atender las dificultades que los refugiados puedan tener respecto del aprendizaje del idioma español,
para quienes éste no es el idioma materno, la revalidación de estudios y el acceso a los servicios de salud,
la comar ha establecido mecanismos de colaboración a través de los cuales los refugiados tienen acce-
so a servicios educativos y programas de salud, tales como el Seguro Popular. Sin embargo, habrá que
continuar realizando esfuerzos para atender las necesidades de dicha población, a través de soluciones
duraderas, que permitan su desarrollo y el reconocimiento de su aportación al país.
Igual de importante será el esfuerzo continuo de difundir entre la sociedad mexicana sobre quiénes
son los refugiados y por qué están aquí. Recordar que un refugiado no llega con las manos vacías, por el
contrario, las personas refugiadas tienen experiencia y conocimientos que aportar, son profesionistas, aca-
démicos, estudiantes, defensores de derechos humanos, jóvenes que se oponen a las prácticas delictivas de
pandillas, hombres y mujeres con ocupaciones como las de tantos mexicanos.
Cuando aquellos con quienes converso sobre mi trabajo me preguntan, tanto verbalmente como
con una expresión o con la mirada, ¿refugiados? les respondo que un refugiado podríamos ser tú o yo, en el
momento en que se nos persiguiera por nuestra raza, religión, nacionalidad, porque perteneciéramos a un
determinado grupo social, por nuestra opinión política o una que se nos atribuyera, por nuestro género,
o podríamos también serlo porque nuestra vida, seguridad o libertad se viera en riesgo, de manera indi-
vidualizada, en un contexto
de violencia generalizada,
agresión extranjera, viola-
ción masiva de derechos
humanos, conflicto interno
o alguna circunstancia que
perturbe gravemente el or-
den público.
La Asamblea General de las Naciones Unidas
designó el 20 de junio como el
Día Mundial del Refugiado
a partir del año 2001.
OMI